Hacia finales de la década de 1980, el Perú entraba en la etapa más oscura, violenta y dolorosa de toda su vida republicana. De acuerdo con estimaciones de la CVR más de 69 mil peruanos perdieron la vida producto del enfrentamiento entre dos agrupaciones terroristas (Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru - MRTA), las Fuerzas Armadas y aquellos que se convirtieron en victimarios para no ser víctimas.
Nunca había muerto tanta gente en nuestro país, en todas nuestras guerras, internas y externas, jamás se vio una cifra como la que dejó la violencia subversiva. Peor aún, el terrorismo golpeó con más fuerza en la población campesina pues más de dos tercios de todos los fallecidos vivían en zonas rurales. Esto puso en evidencia las brechas socio-económicas y las desigualdades étnicas y culturales que hasta ahora prevalecen en nuestra sociedad.

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